Abandonando la paleta de colores típica en moda nupcial (blanco, blanco roto o ivory), Vera Wang se decanta por tonalidades como el negro, el escarlata, el carmesí, el gris o el naranja, que aportan un toque seductor, extravagante, original y llamativo a sus ya particulares diseños.
A todo ello, hay que añadir su espectacular dominio de complejos drapeados, volantes cortados al bies, fruncidos y su refinado gusto por los diseños a capas que adquieren grandes volúmenes, pero que sin embargo, resultan volatiles y ligeros.
Un renovado espíritu vintage recorre todas sus colecciones, en donde entallados cuerpos estilo corsé, cinturas marcadas y faldas imponentes conviven con ceñidas siluetas sirena y colas extra largas.
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